jueves, 21 de julio de 2011

Querido Diario: El Sendero De La Vida

Querido Diario, 


Hace tiempo dejé de escribir en tí, por que estuve caminando por el sendero de la vida, siguiendo a la sabia águila que me llevó a todo tipo de lugares.


Uno de ellos era una gran pradera verde en la que no había nada, sólo se veían los pliegues de las pequeñas montañitas que se habían formado miles de años atrás, sólo había césped recién regado, muy bien cuidado, y el cielo azul con apenas nubes, se respiraba un aire puro y limpio. Pero aquél lugar me inquietaba, no había nadie, y parecía que no había pisado nadie aquél lugar por mucho tiempo. Mi vista no alcanzaba a ver el final de la enorme pradera. Entonces, el águila que se había posado sobre la única piedra blanca del lugar, volvió a volar, y yo la seguí, estuve andando durante horas esperando que el águila me llevase a un lugar diferente, pero lo único que veía eran las pequeñas montañas que se formaban en la verde tierra, sin otra compañía que el águila y el leve viento que corría por aquél lugar.


Pero entonces, vi a lo lejos el principio de un bosque, mi compañera águila siguió adelante, y yo entré en él. La perdí de vista. Me sentía inseguro, solo, abandonado. Pero escuché el sonido del agua que había en un pequeño río. Seguí hasta donde mis oídos me llevaban, y encontré un río. Seguí la corriente y llegué hasta una cascada, debajo de ésta había un pequeño lago que se había formado allí. No supe si sería suficientemente profundo como para poder caer y seguir vivo, pero vi al águila posada en una rama de un pequeño árbol que había cerca del lago, entonces supuse que si el águila quería que bajase por aquí, no podía ocurrirme nada, y así fue, caí hasta el lago y nadé hasta la orilla. El águila me había llevado a otro lugar, un bosque, un precioso bosque, en el que los pequeños rayos de sol que podían atravesar los árboles se quedaban en el lago, haciendo así que brillase a su máximo explendor. El agua estaba limpia, allí tampoco había pasado nadie en años, me atrevería a decir que no había ido nadie jamás hasta allí.
El águila se posó en mi brazo y agachó la cabeza, la acerqué al agua y comenzó a beber, una vez terminó volvió a posarse sobre la rama de antes, y yo aproveché para beber algo, ya que tenía sed, y el águila me había indicado que podía beber.
Cuando hube terminado, mi pequeña y nueva amiga volvió a volar, ésta vez fue más lenta, la seguí, y me llevó hasta un lugar del bosque en el que había un gran árbol, debería tener cientos y miles de años, estaba en medio de una laguna enorme, y hasta aquí los rayos de sol sólo llegaban a iluminar al árbol. Parecía un bosque de fantasía, no pensé que pudiese existir realmente un lugar así. El águila se posó en ese árbol gigante, y empezó a dormir, estaba atardeciendo, me quedé a la orilla del lago, pensando cómo había podido llegar a parar a tal lugar, siguiendo a un águila, un águila muy sabia, que quería enseñarme lugares que nunca antes había visto.
Me dispuse a dormir, me tumbé en el suelo, un suelo bastante acogedor, pues se sentía fresquito, no hacía calor allí, y no parecía haber ningún otro animal aparte de mi águila. Una vez anocheció, la luz de la luna reflejaba el árbol, que brillaba de verde, parecía que tuviese luz propia, me quedé observando el bosque, que parecía que había comenzado a brillar, durante una larga hora, hasta que, exhausto, me quedé dormido.

Desperté, pero no desperté en el bosque, no sé como había llegado hasta allí, pero me encontraba ya en casa, en mi cama, ¿Había sido todo un sueño? Era posible, pero todo parecía tan real... Me habría gustado quedarme más tiempo allí, con mi pequeña y nueva amiga águila. Me preguntaba si volvería a tener ese hermoso sueño, lo dudé por un momento, y miré a la ventana, pensando que podría sentir el frescor de la brisa nocturna que había tenido en aquél bosque. Entonces miré un extraño pájaro que estaba posado en el árbol que tenía en mi patio. Me fijé un poco más... ¿Un águila? Ahora ya lo entendía, era el águila que me había guiado hasta aquél lugar en mis sueños, de alguna forma lo había echo, lo había conseguido, había vuelto a hacer posible que yo volviese a soñar. Muchas gracias, amiga.

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